Poner la harina, el polvo para hornear y la sal, todo tamizado sobre la mesa formando una corona.
En el centro colocar 100g de margarina blanda y el agua; con los dedos ir tomando la masa primero mezclando los ingredientes del centro y luego, poco a poco, agregar la harina. Trabajarla con las manos hasta que quede lisa y se despegue fácilmente de la mesa.
Estirar con el palo de amasar, espolvoreando la mesa con harina y doblar la masa en tres partes. Volver a estirarla, untar con el resto de margarina, espolvorear con harina y doblar. Repetir esta operación 4 o 5 veces más; finalmente estirarla mas gruesa y cortar cuadrados de 8 cm de lado.
Colocar en el centro de la mitad de los cuadrados un dado de dulce de membrillo, humedecer los bordes de la masa con agua, cubrir con los cuadrados restantes sin que coincidan las puntas y presionar formando el pastelito.
Freír con grasa caliente y bañándolos permanentemente con una cuchara para que se abran las hojuelas.
Retirar con espumadera, escurrirlos y sumergirlos en el almíbar caliente. Escurrir sobre una rejilla para repostería.
Espolvorear con las grageas de colores.