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Festejos y milonga popular en Boedo recordando a Julián Centeya

Con motivo de cumplirse 100 años del nacimiento de Julián Centeya, poeta del tango, el Ministerio de Cultura porteño organizó actividades gratuitas que incluyen charlas sobre el poeta, conciertos con la Orquesta Fray Pimientos y la Orquesta del Tango de Buenos Aires y una gran milonga popular.

Los festejos comenzarán el viernes a las 20 horas en el Espacio Cultural Julián Centeya, avenida San Juan 3255, con una charla abierta con invitados que contarán historias de vida de Julián Centeya. También participarán adultos mayores que han compuesto relatos de ficción, luego acturá la Orquesta de Tango “Antigua Fray Pimiento, que recopila repertorio de tango de fines del 1800 y principios del 1900 basándose en una ardua tarea de investigación musical y antropológica. La jornada finalizará con una gran milonga popular.

El sábado desde las 19 horas en avenida Boedo entre San Juan y Carlos Calvo, se presentará la Orquesta del Tango de Buenos Aires, elenco estable dependiente de la Dirección General de Música porteña. La Orquesta es un organismo del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad que se presentó ante el público por primera vez el 2 de febrero de 1980, con la dirección de los maestros Carlos García y Raúl Garello, desde entonces ha actuado ininterrumpidamente en las principales salas porteñas, en diversas ciudades de la República Argentina y en América Latina: Chile, Uruguay, Brasil, Colombia, Costa Rica, Panamá y México.

Biografía de Julián Centeya

Amleto Vergiati nació en Borgataro, provincia de Parma, Italia, el 15 de octubre de 1910. Emigró a la Argentina en 1912 radicándose inicialmente en San Francisco, Córdoba, para luego recalar en el sur de la ciudad de Buenos Aires en 1923. Allí, precisamente en el barrio de Boedo, encuentra el manantial de donde brotan los componentes de su poesía lunfarda.

Cursa hasta el tercer año del secundario en el Colegio Nacional Rivadavia, al que también asistieron Cátulo Castillo y César Tiempo. Fue expulsado de ese establecimiento por mala conducta y posteriormente abandona el hogar paterno y comienza un transcurrir azaroso que lo encuentra habitando oscuras pensiones, comiendo salteado y relacionándose con personajes sombríos de la ciudad.

En su paso por diversas redacciones utiliza distintos seudónimos –Juan Sin Luna, Enrique Alvarado y Shakespeare Garcia-. Ya en 1938 escribe una milonga donde acuña su nombre definitivo: “Me llamo Julián Centeya / por más datos soy cantor / Tuve un amor con Mireya / Me llamo Julián Centeya / su seguro servidor”.

Su obra destaca conocidos poemas como “Mi Viejo”, “Atorro” o “Pichuco”. Escribió letras de tango, siendo las más difundidas “La vi llegar” y “Claudinette”. Publicó libros como “El recuerdo de la enfermería de Jaime”, “La musa del barro”, “El vaciadero” y obras póstumas “La musa maleva” y “Piel de palabra” o “El ojo de la baraja izquierda”. Trabajó en todos los medios, gráficos, radiales y televisivos. Fallece el 26 de julio de 1974 en el Sanatorio Geriátrico Albert Schweitzer de Villa Urquiza. Paradójicamente, un hombre que había hecho de la amistad un culto, termina sus días prácticamente solo.

Valgan entonces estas dos jornadas de actividades para brindar una necesaria revalorización a uno de los más importantes poetas lunfas, quien a pesar de leer a Hughes, Guillén o Rimbud, enalteció su prosa rea, pintándola con el color de Boedo y Chiclana.