Haciendo un poco de historia, recordemos que en 1904 con la ley 4.417 se dispuso la construcción de una línea de ferrocarril que se dirigiría hacia el oeste de la provincia de Buenos Aires pasando dentro de los límites de la Capital Federal al suroeste.

Los trabajos de construcción se iniciaron en 1906, lo que implicó que a partir de ello se movieran intereses económicos de diversa índole. Al año siguiente Francisco Soldati adquirió algunas chacras y logró que se modificase el trazado original del ferrocarril para que pasaran justamente por ellas. En contrapartida, donó el dinero para levantar la estación y para urbanizar dos manzanas anexas donde se instalaría una plaza. Además, se comprometió a pagar el sueldo a los trabajadores de la estación por el término de dos años.

José Ferdinando Francisco Soldati, el responsable de estas iniciativas, había nacido el 30 de mayo de 1864 en Neggio, Cantón Tesino de Suiza, cerca de Lugano, de ahí el nombre que le pusiera a la Villa. En 1885 viajó a Norte América pero no le fue bien. Desde allí se trasladó al país con pocos recursos económicos comenzando una carrera ascendente. Se casó en nuestro país el 6 de noviembre de 1899 con María Rizzardi, con quien tuvo sus cinco hijos, todos argentinos.

Posibilitado por una apreciable fortuna y enterado de la construcción del ferrocarril, compró a buen precio parte de los terrenos ubicados en las inmediaciones de las actuales calles Murguiondo y Riestra, que luego subdividió. La posterior valorización de la zona, por el paso del tren, le permitió a Soldati realizar de manera exitosa el primer remate en 1908 en el cual ofreció préstamos para edificar e importantes descuentos a empleados y obreros del ferrocarril con el fin de asentarlos allí en el menor tiempo posible.

La fecha de la fundación de Villa Lugano se estableció el 18 de octubre de 1908, día en que se realizó el primer remate de tierras de la zona a cargo del empresario Francisco Soldati. Al año siguiente, se habilitó la estación Lugano. El empresario fundó, además, una sociedad vecinal, instaló iluminación de carburo en seis manzanas e integró una cuadrilla de saneamiento a la que le encargó la construcción de algunos puentes, alcantarillas y caminos.

Los años posteriores a los primeros remates de tierras se caracterizaron por un firme progreso y por una población en constante aumento. Sobresalían, entre los nuevos pobladores, los sectores obreros italianos, españoles, franceses y lituanos, una incipiente clase media de origen ferroviario y algunos profesionales y comerciantes.

En 1912 ya vivían en Lugano unas cuarenta familias. Los nuevos vecinos, estimulados por la gran movilidad social propia de aquella época, comenzaron a instalar comercios y pequeñas industrias aprovechando las ventajas que la zona brindaba a pesar de la indiferencia de las autoridades municipales de aquel entonces.

Fuente:

Texto enviado por el Sr. Javier Pasaragua, del área de Prensa del Centro de Gestión y Participación Nº 8, con motivo del frestejo del 97º aniversario de la fundación del barrio.