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Inflación vs Salarios vs Reservas, según la mirada del Banco Ciudad

El Banco Ciudad de Buenos Aires emitió su informe económico semanal número 164, el cual consideramos de utilidad para avizorar el panorama económico del año que está por empezar, y estar advertidos de las dificultades que se avecinan. A continuación, el resumen del informe.

En la última semana se conocieron datos de salarios y del mercado cambiario, dos temas clave que marcarán la agenda del nuevo mandato presidencial, a iniciarse el próximo 10 de diciembre.

Según las cifras divulgadas por el INDEC, las remuneraciones de la economía crecieron en octubre un 27% interanual (a/a), impulsadas principalmente por el crecimiento de los salarios privados registrados (33%).

Así, todo apunta a que el 2011 culmine como el año de mayor incremento de salarios desde el abandono de la Convertibilidad. Tras avanzar un 20% promedio anual desde el 2002 (y 29% el año pasado), las remuneraciones del sector privado formal crecerían nominalmente arriba del 30% en 2011, dando lugar a una fuerte recomposición del poder de compra de los salarios registrados, dada la estabilización de las mediciones privadas de inflación en torno al 23%.

Esta dinámica de las remuneraciones (combinada con niveles de empleo y crédito en alza), resultó clave para la bonanza del consumo de este año, pero estaría en discusión en 2012. El gobierno ya anticipó que intentará reducir la “nominalidad” con la que opera la economía a niveles en torno al 18%, utilizando el tipo de cambio y los salarios como anclas de precios.

Las dudas en torno a esta estrategia son de índole política (asociadas a la capacidad de encuadrar a los gremios detrás de alzas salariales inferiores al 20%) y económicas (en qué medida será factible combinar una paritaria moderada, junto con un “tarifazo”, expectativas de inflación sostenidas y un mercado laboral –todavía- recalentado).

La suerte de esta cruzada oficial por los salarios es uno de los factores que operará sobre el crecimiento del año próximo y, en última instancia, dependerá de la capacidad (y voluntad) del gobierno de aguantar un enfriamiento de la economía en 2012, tendiente a cortar la actual inercia inflacionaria. Si bien la situación internacional cambió y el colchón cambiario está en vías de extinción, la rigurosidad con la que se aplicará estrategia oficial es todavía mirada con escepticismo por algunos observadores, dada la foja de servicios de un oficialismo acostumbrado a avanzar (hasta el momento) siempre con el acelerador a fondo en materia de crecimiento.

Por otro lado, en la última semana también se conocieron los datos del balance cambiario del tercer trimestre, los cuales capturaron la aceleración de la fuga de divisas del sector privado, el achicamiento del superávit comercial, el creciente déficit de la balanza de servicios (vía turismo) y los mayores giros de utilidades al exterior, los cuales dieron lugar a una contracción de las Reservas Internacionales, la cual tendió a profundizarse en octubre.

Ahora bien, en noviembre, los controles cambiarios lograron acotar la fuga de capitales. De acuerdo a nuestras estimaciones, la fuga de dólares del sector privado se redujo a cerca de USD 1.400 millones, menos de la mitad del pico de octubre (USD 4.070 millones). Esta interrupción en la tendencia previa coincidió con la aplicación de un virtual “cepo cambiario” por parte del gobierno, el cual incluyó: 1) controles de AFIP para impedir la compra de dólares a nivel minorista; 2) pedidos a empresas para posponer “voluntariamente” la remisión de utilidades al exterior; y 3) un recrudecimiento de las trabas a las importaciones.

Al igual que con los salarios, el gobierno ya mostró sus cartas también en este frente y, en la medida que el escenario internacional y local lo requiera, los controles de los últimos meses serán una herramienta a la que seguramente se recurrirá en 2012 para garantizar el cierre de las cuentas externas.