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El choque urbano: peatones sin paragolpes

En la ciudad de Buenos Aires muere una persona cada 63 horas a raíz de un siniestro vial. Así lo refleja un informe de la Defensoría del Pueblo porteña elaborado a partir de datos proporcionados por la Superintendencia de Seguridad Metropolitana de la Policía Federal Argentina, en el que también se destaca que durante 2007 las muertes provocadas por choques y atropellamientos fatales se incrementaron en un 30% por ciento con respecto a 2006.

De acuerdo a la Policía Federal, en 2007 se registraron 10.879 choques y atropellamientos que provocaron 11.733 heridos y 138 muertos, 32 más que los causados en 2006. El 64 por ciento de los involucrados fueron varones: 202 hombres cada 100 mujeres. Con respecto a la edad, el 54% de los lesionados y el 35% de los fallecidos fueron jóvenes y adultos jóvenes.

Según el estudio de la Defensoría -efectuado en el marco del Proyecto de Seguridad Vial de la institución-, los peatones fueron el grupo más perjudicado a la hora de un choque, ya que representan el 44,2% de las personas fallecidas y el 28,2 por ciento de las heridas. Los secundan los conductores y acompañantes de motos y autos y los pasajeros del transporte público, quienes también presentan altos índices de riesgo. Cabe destacar que la información proveniente de la PFA sobre las personas fallecidas corresponde a quienes murieron en el acto y no en un período posterior.

En este sentido, bajo la consigna Los siniestros viales no son accidentes ni dependen del azar. Pueden evitarse. Vos tenés el control. Cuidate, cuidanos, la Defensoría del Pueblo lanzó un spot para TV destinado a crear conciencia sobre las transgresiones que cotidianamente cometen quienes están al frente de un volante, incitándolos a la reflexión a fin de evitar las dramáticas consecuencias de conductas antisociales que convierten a la vía pública en tierra de nadie.

Colectivos violentos

El informe realizado por la Defensoría también señala que durante el año pasado dos de cada diez choques y atropellamientos producidos en la ciudad involucraron a un colectivo: los 1.827 que protagonizó el transporte automotor de pasajeros causaron un total de 1.995 víctimas, entre las cuales 34 de ellas murieron en el acto.

En ese sentido, la titular de la institución, Alicia Pierini, advirtió sobre la “absoluta impunidad” de las líneas de colectivos frente a las infracciones, y la necesidad de “actuar con urgencia sobre esta modalidad de transporte”.

Los principales damnificados fueron los propios pasajeros a bordo y los peatones, quienes en conjunto suman más del 50% de las víctimas (25,7% y 25,4% respectivamente). En tanto, los automovilistas constituyen el 12%; y los motociclistas, el 7%.

La línea de colectivos más involucrada fue la 60, presente en 39 colisiones. Le siguen la 28, con 32; y la 168, con 22. El informe destaca que las líneas de colectivos son grandes infractoras de las normas de tránsito, principalmente en dos figuras graves: pasar el semáforo con luz roja y excederse en la velocidad máxima permitida; y en dos leves: estacionamiento indebido y chapa ilegible.

Los choferes argumentan, con razón, que sufren una fuerte exigencia por parte de las empresas en cuanto al cumplimiento de los horarios y que con frecuencia deben trabajar turnos de doce horas. También alegan que los tiempos de los semáforos no son los adecuados.

En tanto, las multas demostraron ser ineficientes para mitigar estas infracciones porque sólo el 70 por ciento son efectivamente cobradas. Además, la mayoría de las empresas las consideran un gasto fijo, al punto de que han constituido un fondo común, al que aportan sus dependientes, para pagarlas cuando resulta imposible eludirlas.

Es notable que el régimen de faltas local no prevea la pena de inhabilitación para los conductores que violen los semáforos y que, por alguna extraña razón, la cantidad de multas fotográficas en trámite por exceso de velocidad de vehículos de transporte de pasajeros sea igual a cero.